Clausura 2025

Santino Andino y la costumbre de darlo todo

Santino Andino
Santino Andino/ Foto: Club Godoy Cruz

Godoy Cruz empató ante Deportivo Riestra y descendió de categoría. Jugará la Primera Nacional a partir de 2026 tras un vergonzoso 2025 en el que poco hay para rescatar. Pero en ese poco hay una persona que, aunque por lo sucedido pueda parecer increíble destacar en particular —y a algunos le pueda sonar exagerado—, merece ser reconocida y recordada el día de mañana. Porque, aunque enaltecer jugadores de manera temprana suele salir mal, esta vez hay una excepción. Y es que Santino Andino cumplió una tarea que para la mayoría de sus pares parecía imposible de sostener regularmente: representar al hincha.

Más allá de su evidente calidad, el hecho de que un jugador de 20 años pueda plasmarla en cancha en un partido tan chivo como este, con tantas cosas en juego, es una virtud que escasea en el fútbol, y ni hablar en el Tomba. Y esto de aparecer cuando hace falta es una costumbre desde que debutó en Primera en 2024:

  • Gol clave a Huracán en sus primeros 45 minutos completos en Primera (1-1)
  • Gol y asistencia contra Newell’s (2-0)
  • Gol muy necesario ante Instituto (1-1)
  • Asistencia impecable vs. Colombia, Sudamericano Sub-20
  • Golazo a Independiente Rivadavia en un partido trabado (1-1)
  • Asistencia contra Grau en el debut por Sudamericana
  • Gol en Brasil ante Gremio (1-1)
  • Asistencia vs. Grau nuevamente
  • Desborde y asistencia en cancha de River
  • Golazo contra Mineiro en su cancha para poner el 1-0
  • Golazo a Australia con apenas 5’ en cancha, Mundial Sub-20
  • Gol a Atlético Tucumán peleando el descenso
  • Gol a Deportivo Riestra en busca del desempate por no bajar

Lo curioso es que, más allá de los números y las estadísticas, lo que más llama la atención es su calidad, gambeta, toma de decisiones y atrevimiento en la adversidad, cuando aparecen los mejores de verdad. De más está aclarar que, por ahora, no se lo pone en un pedestal ni en un lugar de ídolo ni nada parecido. Simplemente hoy no sobran jugadores de este tipo, y tener uno hincha, surgido del club y que, aunque le tocó aparecer en un equipo flojo, siempre que pudo se lo puso al hombro, vale mucho.

Se quedó a pesar de atraer interés y ofertas de mucho dinero y difíciles de rechazar (MLS, Olympiacos), quizá con la Sudamericana en mente y sin imaginar un desenlace como este. Pero se quedó y peleó hasta el final. Uno entiende que este fue su último partido con la camiseta del Expreso y que dará el salto, ojalá, a una liga y equipo de renombre. Porque calidad —como muchos— la tiene, pero sobre todo cuenta con la actitud para impactar de inmediato donde se lo proponga. De parte del pueblo tombino, gracias, Chulu.

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