En busca de la luna

No dejo de sentir cierta nostalgia con la ida física de Osvaldo Pedone.

El “Chalo” como lo conocí, fue parte de esa infancia y adolescencia maravillosa que pasé en nuestras inolvidables canchas de Mendoza, viendo y viviendo fútbol de alto vuelo, con grandes jugadores que desplegaban toda su jerarquía dejando una marca imborrable en esas generaciones de hinchas.

El “Chalo”, no era un dotado físicamente, más bien bajo de estatura o retacón como alguno sabía decir, parecía que el arco le quedaba grande, pues solo era la primera impresión, después y a medida que mostraba sus habilidades todo lo dicho anteriormente pasaba al olvido.

Brilló con luz propia en una época donde todos los equipos de la Liga Mendocina tenían excelente delanteros, sabiendo de antemano que con cualquier error “la tenía que ir a buscar a las piolas”.

Siempre atento a cualquier centro, saltaba y atenazaba “la redonda” como ninguno, sabio en la ubicación y una agilidad impactante que dejaba con la boca abierta a propios y extraños.

Para el “Chalo” los penales eran simplemente un trámite, los ejecutores tenían que ser muy buenos rematando de lo contrario él sería el héroe, ganó varias veces ese mano a mano y los diarios lo condecoraron con notas que lo inmortalizaron.

El Tomba fue su casa, por eso defendía el arco con su vida en arriesgadas salidas sin importar contra quien se enfrentaba.

Los hinchas comenzaron a corear su nombre en 1971 cuando le atajó el famoso penal a Oscar “Pinino” Mas, fue el momento que los medios gráficos pusieron los ojos en ese “pequeño superhombre”, pero su consagración máxima fue en 1974, cuando mantuvo la valla invicta por espacio de 430 minutos, atajando varios penales en ese intermedio, transformándose en baluarte indiscutido de aquel Tomba que ganó el derecho a jugar el Nacional.

Mis recuerdos se remontan al frío domingo 26 de mayo, cuando un encumbrado Godoy Cruz llegaba a la siempre difícil cancha de Huracán Las Heras, tiempos donde el famoso “hijos nuestros” estaba muy de moda, pues el Tomba perdía seguidito con el Globito y muchas veces por históricas goleadas.

Una  asistencia de más de 10.000 personas le dio al trascendental encuentro el marco imponente que merecía. Esa tarde el “Chalo” tapó todo lo que le fue al arco y cuando se concretó el triunfo Tombino por 1 a 0, el hincha supo demostrar el amor por el ídolo, llevándolo en andas por los cuatro rincones de la cancha.

En 1977 había cambiado el azul francia a rayas Tombino por el blanquinegro de Gimnasia y Esgrima donde repetiría la hazaña de la valla invicta durante 651 minutos y el campeonato estuvo a sus pies, siendo el único arquero de nuestra Liga Mendocina de Fútbol en tener ese tipo de récord.

Retirado de la actividad se lo podía ver en el famoso bar del ACA, donde despuntaba el vicio del pucho, compartiendo anécdotas con otros grandes de la época.

Hoy el fútbol de Mendoza, está de luto, la pérdida irreparable de un grande del arco, tal vez del más grande que dio nuestras canchas se siente, Osvaldo “Chalo” Pedone hizo su último salto como queriendo atajar la luna.

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