Justo en San Juan…

Parece una obra maquiavélica escrita por el más fantasiosos de los guionistas. Que el partido más importante de la historia de Godoy Cruz en Primera División (no tengo dudas de esto, hasta tanto se llegue a la final, y poniéndolo un escalón más arriba sobre aquel contra River que aseguró la permanencia en el 2009) justo se defina ante el clásico que ha tenido el Tomba en Primera División, y en su cancha, es demasiado.

Da la sensación que quien marca el destino de la vida planeó a la perfección capítulo tras capítulo el desenlace de esta historia. Podría haber sido en el Malvinas contra Olimpo; podría haber sido en Santa Fe contra Rafaela. Podría haber sido de mil alternativas diferentes. Pero no, justo fue contra San Martín, en San Juan y en Pueblo Viejo.

Buenos y malos momentos se han vivido en ese escenario, un recinto que hervirá de clamor popular para que el Verdinegro despoje de sus ilusiones al Expreso. Los hinchas de San Martín salvarán el año si le arruinan el sueño al Bodeguero. No sólo contra eso deberá luchar el Gallego Méndez y su troupe: el ninguneo de Buenos Aires, la mala onda de los porteños que ven con desesperación como un equipo del Interior les está robando el protagonismo, e incluso tejes y manejes de esos que ocurren por debajo de los escritorios y que nunca los conoceremos.

El (ojalá) penúltimo capítulo de esta historia, no obstante, dependerá de la pluma tombina. De los jugadores que salten al campo de juego y definan su destino, escriban una hoja más de este libro glorioso, y dejen la vida para que esa final del 29 de mayo se juegue en Córdoba y tenga como protagonista a un equipo que no sea de Buenos Aires.

En ustedes confían los hinchas. En ustedes confía la provincia. En ustedes confía todo un país podrido del unitarismo y centralismo porteño. ¡Vamos, Tomba!

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