Gustavo Salinas nos presenta en su sección un nuevo poema, el cual cuenta una cruel realidad, la que a prácticamente nadie le importa, solo a los que pierden los hinchas, los coterráneos.
Y ahora resulta que nos sacan las ganas.
Nos amargan las previas,
se divierten con la ilusión.
Se mofan del folclore.
Se ríen del barrio,
de la historia, de nosotros.
Difícil vivir con el enemigo
porque a los de afuera los cuidan.
Pero a nosotros nos surten,
nos cascan con palo y gases.
Nos sacuden con indiferencia.
Nos aniquilan con desidia.
Les molesta nuestra pertenencia,
les jode que podamos.
Les arde que crezcamos.
Que dejemos de ser colonias de TV,
que podamos gritarlo.
Que llenemos nuestros templos
Esperaban sangre y no la vieron.
Querían destrozos, tuvieron que armarlos.
Sueñan con vernos de rodillas
para llenar sus bolsillos.
Su negocio es nuestro ocaso,
este sueño su pesadilla.
Pase lo que pase,
ya ganamos los de acá.
Su reacción es derrota,
su impotencia es nuestra.
A ellos les queda poco.
Nosotros somos esta tierra.
Acá seguimos, resistiendo en racimo
cada vez más grande, más unidos.
Sintiendo diferente, cantando distinto.
Defendiendo lo mismo, lo nuestro.
Bancando nuestro fútbol
ese que hoy, nos hizo crecer.