El grito de los hinchas que Mansur no escucha

Ha pasado demasiado tiempo desde que Godoy Cruz dejó de ser un protagonista para transformarse en un actor de reparto y el argumento de “es una época de transición” ya cansa hasta a los que están dentro del club.

Quizás, al Tomba se le dio demasiado rápido la posibilidad de jugar copas internacionales y hasta de pelear campeonatos (hasta que Laverni quiso) y eso haya hecho que nos volviéramos más exigentes, pero los últimos años de intrascendencia absoluta en lo deportivo la quitan el ánimo a más de uno.

El proyecto del imponente predio de Coquimbito, que según el presidente ha insumido las enormes ganancias que el club obtuvo en años por los pases de Donda, Damonte, Caruso, el “Mago” Ramírez, Enzo Pérez, Castellani y Carlos Sánchez por nombrar a algunos es motivo de orgullo para los hinchas, pero no sirve para calmar la necesidad de festejar triunfos importantes o de pelear por algo más que por no descender en ridículos campeonatos de 30 clubes donde solo descienden dos.

Hace varios mercados de pases donde el hincha espera que el club “se juegue” algunas fichas más importantes que apostar a las novedades de turno que ofrece el dueño de la pelota, el poderoso Bragarnik. Cada verano esperamos no uno, sino tres o cuatro “Morros” García que no llegan sin dejar de valorar que la política de comprar muy barato ha dado frutos en muchas ocasiones.

Por último, ese grito del hincha que Mansur negaba y ahora parece empezar a escuchar a la fuerza, es de la vuelta a casa. Hace 10 años que Godoy Cruz abandonó su casa y el dolor de los que nacieron y se criaron entre el codo, la Carrión o la tribuna de la pileta no tiene remedio.

¿Cuánto tiempo, dinero y angustia se hubiese ahorrado si la remodelación del Gambarte hubiera sido una política del club en estos 10 años de éxito e ingresos millonarios?

Durante una década vimos venirse abajo cada rincón del querido templo bodeguero, la tribuna con membrana, la Sur convertida en depósito de chatarra, las torres sin luz y todo tipo de símbolos de abandono, parece que al club no le alcanzaba ni para comprar pintura.

Sin restarle ninguno de los méritos conseguidos (el predio, el club saneado, casi una década en Primera), gran parte de los hinchas tombinos exige que el club empiece a soñar con recuperar el protagonismo que tuvo y que sea, por supuesto, en casa. En Mansur está la opción de escucharlos.

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